Tras mi primera beta
negativa, tenía claro que más tratamientos de Inseminaciones Artificiales no iba
a hacerme porque con una sola trompa de Falopio era absurdo, por lo que en IVI
me “ofrecieron” empezar con Fecundación In Vitro. Me ofrecieron empezar con un
tratamiento que consistía en un “ensayo clínico” para comparar dos marcas de la
hormona que hay que pincharse para la fase de estimulación de la ovulación
(FOSTIMON y GONAL). Al participar en el ensayo te hacían un descuento del 20% en
la FIV y te suministraban gratuitamente todos los inyectables. La verdad que
era una muy buena oferta, porque la FIV en 2014 costaba en IVI 5.775 euros, y
los inyectables alrededor de los 700
euros.
Tras pensármelo, al final decidimos no hacérnoslo allí, por 2 motivos:
El primer motivo era el miedo al convertirme en un “conejillo de indias” del
laboratorio (aunque esas marcas ya se usaban en pacientes, pero yo en aquella
época no lo sabía), y el segundo y el más importante era que me incrementó un
pequeño bulto que tenía en el pecho con los pinchazos administrados durante el
tratamiento de la Inseminación Artificial.
Os cuento los orígenes: un
día, cuando tenía 24 años, me palpé un pequeño bulto en mi pecho derecho. Fui a
mi médico de cabecera y me mandó una mamografía. Cuando vieron los resultados,
me recomendaron ecografía ya que con la mamografía no eran capaces de apreciar
lo que era. Al hacerme ecografía detectaron que tenía una “pequeña formación
hipoecogénica” y abundante tejido mamario sin alteraciones significativas, es
decir, tenía un pequeño nódulo sin importancia. Pero me recomendaban revisármelo
todos los años para comprobar que no incrementaba.
Pues yo como soy una persona
muy constante, iba todos los años a la revisión de la mama y siempre se mantuvo
igual, hasta que me hice el tratamiento de Inseminación Artificial. Yo era
consciente que podía crecer ya que en todos los prospectos de los inyectables te
avisaban que eso podía ocurrir, que si tenías algún bulto en el pecho te
podría incrementar con el tratamiento hormonal. A las ginecólogas de IVI se lo
comenté, pero ellas mismas me dijeron que eso era muy normal y nada más que
dejara el tratamiento, me disminuiría. No le dieron demasiada importancia, y
eso fue una de las cosas por lo que yo personalmente no recomendaría IVI, tanto
por la despreocupación del incremento de mi bulto, como por hacerme una IA con
una sóla trompa…
Después de mi beta negativa
me tocaba revisión del pecho, y aquel día empezó otra batalla… (Julio de 2014:
31 años) El radiólogo no le gustó nada la forma de mi bulto ni cómo había
crecido. Me recomendó que me hiciera una punción para poderlo analizar, es decir,
me iban a extraer un poco de líquido para posteriormente analizarlo. Ese día
fue un hachazo para mí. El miedo que te recorre por el cuerpo es
indescriptible. Aunque aún no tenía el resultado de ninguna prueba, había esperanzas
de que no fuera nada…
Me citaron en el centro de
radiología especializado en la mama, situado en la barriada de los Remedios. Cuando el radiólogo
de allí vio mi informe me comunicó que con la punción no era suficiente, que
aquello tenía muy mala pinta y que me tenían que biopsiar sobre la marcha…horrible
todo lo que te pasa por la cabeza, me derrumbé y entre lágrimas acepté que
tenían que biopsiarme mi pecho. Me tenían que extraer una muestra de mi pecho
con anestesia local…
Me tumbaron en una camilla
apoyada de lado sobre el pecho contrario a la biopsia, y me inyectaron la anestesia
(lo que más me dolió). Yo no paraba de dar saltos en la camilla de los nervios
que tenía….que mal rato. Fue rápido, extrajeron la muestra y en una semana
tenían los resultados. Me hicieron una minúscula rajita en el pecho, sin
importancia…la peor semana de mi vida…casualmente coincidió que ocurrió en la
misma época que cuando tuve el embarazo ectópico, Julio, por lo que desde ese día
bauticé ese mes como “non grato” para mí…
Durante esa semana me
pasaban miles de cosas por la cabeza, pero como siempre, me quedaban
esperanzas. Lo único que me dio fuerzas fue pensar que hacía unos 6 meses me
hicieron un análisis de indicadores tumorales en el Hospital Macarena, y que no
dieron positivos, así que si tenía algo estaba empezando…
Pasó la semana, y los
resultados fueron buenos, no había nada que hiciera sospechar que había algo
malo, pero al radiólogo no le convenció mucho esos resultados ya que era una
pequeña muestra, y el bulto lo seguía teniendo y con muy mala pinta. Decidió
hacerme de nuevo una biopsia, pero esta vez de aguja grande, llamada “aguja
asistida por vacío”. Con este procedimiento, era capaz de absorber todo el
nódulo sin ser necesario quirófano.
Pues nada, mi segunda
biopsia, pero esta vez la rajita en el pecho fue mayor, pero seguía siendo
pequeña. Lo único que me dolió fue de nuevo el pinchazo de la anestesia en el
pecho. La intervención no dolía, pero era muy muy desagradable porque te dabas
cuenta de todo, de cómo te manipulaban el pecho y escuchabas como te extraían los
cilindros de muestras. Con esta prueba se consiguió extraer totalmente el bulto,
por lo que el mal rato que había pasado, parecía que no era para nada…
A los 15 días (los 15 días más largos de mi vida…ya después, me iría
acostumbrando a esperar esos número de días pero por otra cosa…) me dieron los
resultados. FIBROSIS DEL ESTROMA. Un pequeño quiste BENIGNO…..puffff….¡qué
alivio!…
Como nos cogió de vacaciones
(Agosto 2014), decidimos “liarnos la manta a la cabeza” e irnos de viaje al
extranjero. Nos lo merecíamos, después de tanto sufrimiento, tanto por el
fracaso de la IA, como por lo del pecho…
Decidimos aparcar el tema de
búsqueda de embarazo con tratamientos artificiales y esperarnos a que nos
llamaran del Hospital Virgen del Rocío… (Llevábamos 8 meses en lista de
espera). Había que pensar primero en nuestra salud, tanto física como
emocionalmente. Ambas estaban un poco desgastadas y había que coger fuerzas.
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